En los barcos con más de 30 tripulantes, la atención sanitaria está a cargo de un Enfermero Naval. Su tarea abarca todos los niveles de atención necesarios, conforme al decreto 39.22/45 promulgado en 1945 por el entonces presidente Edelmiro Farrell. Este marco legal continúa vigente y da sustento a la presencia de profesionales de enfermería en alta mar.
La vida a bordo de un buque pesquero puede definirse como la de una comunidad cerrada y completamente aislada, en la que conviven durante extensos períodos personas de distintos orígenes y funciones. En este escenario, el enfermero naval no solo actúa como agente de salud, sino también como gestor de recursos, promotor de bienestar emocional y sostén psicológico para los tripulantes.
Uno de los desafíos más críticos es la previsión y administración de insumos médicos. Antes de zarpar rumbo a las zonas de pesca —ubicadas a unas 200 millas náuticas, es decir, más de 370 km de la costa—, el profesional debe prever todo tipo de patologías y urgencias que puedan surgir en condiciones climáticas hostiles. Ante cualquier emergencia de salud, el acceso a medicamentos o asistencia especializada es prácticamente imposible, por lo que un error en la planificación podría ser fatal. Aquí es donde la experiencia y formación del enfermero cobran un rol determinante.
Pero el cuidado de la salud va mucho más allá de los botiquines. La enfermería en ambientes naturales extremos requiere un abordaje integral: desde la promoción y prevención hasta el acompañamiento emocional. La distancia de la familia, la soledad, los conflictos personales, y la hostilidad del entorno marino son factores que afectan directamente la salud mental de los tripulantes, aumentando la propensión a accidentes. En este contexto, la contención emocional se vuelve parte clave del trabajo del enfermero naval.
El llamado "mar argentino" refiere al sector del Océano Atlántico sudoccidental que cubre la plataforma continental nacional. Aunque se trata de una denominación geográfica y cultural, los espacios marítimos de jurisdicción se encuentran bajo el control de la Prefectura Naval Argentina (PNA).
Desde 1943, con el decreto 33.292, los enfermeros navales se rigen por el reglamento de la PNA. Su formación se enmarca en el Sistema Nacional de Formación y Capacitación del Personal Embarcado de la Marina Mercante, con instituciones emblemáticas como la Escuela Nacional de Náutica “Manuel Belgrano”, la Escuela Nacional Fluvial “Comodoro Antonio Somellera”, la Escuela Nacional de Pesca “Comandante Luis Piedra Buena”, la PNA y la Armada Argentina.
La Marina Mercante está compuesta por personas y buques dedicados al comercio marítimo del país. Su flota incluye una variedad de embarcaciones que, según su función y destino, requieren perfiles profesionales muy específicos, entre ellos, los enfermeros navales.
Este breve repaso tiene como objetivo visibilizar una labor muchas veces desconocida tanto para los profesionales de la salud como para el público general. Es fundamental abrir espacios de reconocimiento, debate y apoyo a las múltiples funciones que cumplen los enfermeros en entornos no convencionales. Allí donde hay una comunidad en situación de vulnerabilidad, la presencia de enfermeros y enfermeras no solo es necesaria, sino vital. Porque muchas veces, solo la enfermería puede llegar hasta esos rincones remotos para garantizar el cuidado y el desarrollo de todas las comunidades, incluso las más pequeñas.
Walter Mercado
Licenciado en Enfermería
Enfermero Naval especializado en emergencias
Diplomado en Tratamiento de Oxígeno Hiperbárico (THOB) y Medicina de Buceo
Instructor Internacional de Primeros Socorros