Puerto Deseado volvió a cobrar movimiento con el inicio de la prospección de centolla en el área central. En esta ocasión, participan cinco buques congeladores centolleros, cuya tarea no solo resulta fundamental para evaluar la disponibilidad del recurso, sino que también dinamiza la economía local a través de la contratación de marineros, el trabajo de los talleres y la provisión de servicios básicos en el puerto.
En diálogo con Mar&Pesca, el presidente de Bentónicos de Argentina, Vitalii Bakulin, explicó que este año la metodología de prospección cambió en relación con campañas anteriores. Cada banco deberá realizar entre 18 y 20 lances, lo que significa menos puntos de muestreo, aunque con mayores distancias entre uno y otro. De esta manera, se logra abarcar una superficie más amplia y obtener un panorama más preciso del stock. Según el empresario, este esquema fue diseñado por el Instituto junto a los asesores técnicos, manteniendo los mismos parámetros de las campañas previas, pero con la ventaja de ampliar el alcance de la investigación.
El directivo recordó que, en el pasado, algunas prospecciones permitieron identificar nuevas concentraciones en el área sur, lo que redundó en un incremento de la biomasa y en una expansión de las zonas de pesca. En este sentido, subrayó que los resultados no siempre son inmediatos, pero que incluso los datos negativos son relevantes porque permiten determinar dónde no se encuentra el recurso. El operativo en el área central se extenderá por un máximo de quince días y, de manera inmediata, continuará en el área sur con seis barcos durante un período similar. A partir del 15 de octubre, está prevista la apertura de la pesca comercial en esa región, considerada de gran potencial.
El trabajo implica además una inversión significativa. Bakulin indicó que un viaje de treinta días demanda entre 400.000 y 500.000 dólares, un costo que las empresas deben asumir independientemente de si la captura resulta positiva o no. Según explicó, este esfuerzo económico se justifica porque los resultados de las campañas constituyen un aporte científico que fortalece la sustentabilidad de toda la pesquería. La centolla, recordó, es una de las pocas pesquerías certificadas en el país, lo que exige cumplir con parámetros estrictos de manejo responsable, por lo que la articulación entre las empresas, el Instituto Nacional de Investigación y Desarrollo Pesquero (INIDEP) y la Subsecretaría de Pesca de la Nación resulta fundamental.
Más allá del relevamiento actual, el sector ya piensa en innovaciones con alto valor agregado. Entre ellas, se proyecta la exportación de centolla viva a mercados gastronómicos internacionales, donde existe una fuerte demanda por este tipo de producto. Asimismo, se evalúa la posibilidad de aprovechar el hígado de centolla, un subproducto con alto contenido de nutrientes que podría destinarse a la industria farmacológica y cosmética, replicando experiencias ya probadas en otros países.
El impacto de la prospección también se refleja en la vida cotidiana de Puerto Deseado. Durante las semanas previas, los barcos permanecieron en el puerto para su alistamiento, lo que generó movimiento en talleres, provisión de víveres y contratación de tripulantes locales. Según señaló Bakulin, la llegada de los buques permitió mantener turnos de trabajo que, aunque no representen descargas masivas en toneladas, son vitales para sostener la actividad de la ciudad.
Si bien el volumen de captura de centolla no puede compararse con el de otras pesquerías más masivas, como el langostino o el calamar, la operatoria de los barcos centolleros tiene un dinamismo propio. El movimiento constante para trasladar trampas, las operaciones de descarga y la diversidad de servicios asociados terminan por darle al puerto un nivel de actividad que repercute directamente en la economía regional.
Finalmente, Bakulin resaltó que Argentina cuenta con un potencial enorme para el desarrollo de esta pesquería. La centolla local, explicó, se diferencia de la chilena porque es un cangrejo de plataforma, mientras que la del vecino país habita en canales, lo que les otorga características distintas pese a compartir el mismo nombre comercial. En este marco, sostuvo que el desafío está en seguir buscando nuevas áreas y en apostar por la innovación sin perder de vista la sustentabilidad del recurso.