

Se trata de Hyalella Rioturbiensis, un crustáceo anfípodo que fue descubierto en cuerpos de agua en la cuenca carbonífera, al sudoeste de la provincia . Participaron en la investigación profesionales de la UNPA y el Conicet.
En un nuevo aporte al conocimiento de la biodiversidad patagónica, un grupo de investigadores e investigadoras de distintas instituciones científicas del país anunció el descubrimiento de una nueva especie de crustáceo de agua dulce en la provincia de Santa Cruz. Se trata de Hyalella rioturbiensis, un anfípodo hallado en cuerpos de agua de la cuenca carbonífera, al sudoeste de la provincia, en cercanías de la localidad de Río Turbio.
El trabajo fue realizado por docentes-investigadores de la Unidad Académica San Julián de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral (UNPA) y del Centro de Investigaciones y Transferencia Santa Cruz (CONICET-UNPA-UTN), junto a científicas del Instituto de Invertebrados de la Fundación Miguel Lillo, de San Miguel de Tucumán.
La especie fue nombrada en honor a Río Turbio, donde fue descubierta. Su hallazgo fue publicado recientemente en la prestigiosa revista Zootaxa, y representa un paso importante para comprender la riqueza biológica del sur del país. "El descubrimiento es relevante porque estas especies, además de ser poco conocidas, habitan regiones muy poco exploradas", señalaron desde el equipo investigador.
Pero el valor del hallazgo no es solo taxonómico. Según los estudios realizados, Hyalella rioturbiensis aparece en cuerpos de agua con buena calidad y bajo impacto humano, lo que sugiere que podría ser usada como bioindicador en programas de monitoreo ambiental. Esto significa que su presencia (o ausencia) podría ayudar a evaluar el estado de salud de los ecosistemas acuáticos de la provincia.
El anuncio se da en el marco del Día Internacional de la Diversidad Biológica, que se conmemora cada 22 de mayo, y busca poner en valor la importancia de proteger los ecosistemas y las especies que los habitan. En ese sentido, trabajos como este permiten no solo ampliar el conocimiento científico, sino también generar herramientas para la conservación y uso sostenible de los recursos naturales de nuestra región.
Este proyecto fue financiado por diferentes instituciones, entre ellas la Fundación Miguel Lillo, la Universidad Nacional de Tucumán, el CONICET, la UNPA y el programa de becas internas del CONICET.