

Hace cuatro años, la Legislatura de Tierra del Fuego prohibió por ley el desarrollo de la salmonicultura en aguas naturales de la provincia, incluido el canal Beagle. Aunque se habilitó de forma limitada la posibilidad de instalaciones en tierra firme, el veto total a la actividad en el mar sigue vigente.
La iniciativa fue impulsada por el Movimiento Popular Fueguino y recibió un fuerte respaldo de ONGs ambientalistas extranjeras como Greenpeace y Rewilding Argentina, dirigida por Kristine Tompkins, viuda del fundador de The North Face. También celebraron la medida personalidades como Ivon Chouinard (Patagonia Inc.), y chefs argentinos como Narda Lepes y Germán Martitegui.
El contraste con Chile
A escasos kilómetros, en la región chilena de Magallanes, la salmonicultura genera 180 mil toneladas de producción anual y exportaciones por USD 650 millones a mercados como EE.UU., Brasil, Japón y China. Más de 7000 personas trabajan directamente en el sector, con sueldos promedio que oscilan entre los USD 1500 y 4000, y con ejecutivos que superan los USD 8000.
Además, existe un ecosistema de más de 150 pequeñas y medianas empresas de servicios que complementan la producción, desde buzos especializados hasta transporte, electricidad y logística. Solo en Puerto Natales funcionan más de 50 de estas firmas, agrupadas en asociaciones sectoriales, con un importante impacto económico incluso fuera de temporada.
Expertos del sector chileno aseguran que Tierra del Fuego tiene condiciones similares —y en algunos aspectos, mejores— para replicar ese modelo productivo, si se tomaran decisiones adecuadas y se permitiera avanzar.
Críticas a la prohibición
El sociólogo y economista Daniel Schteingart, exdirector del CEP XXI, fue uno de los primeros en cuestionar la medida:
“No creo que esté bien festejar una prohibición a una actividad productiva. Las prohibiciones que se celebran son las que eliminan el trabajo infantil o la trata de personas, no las que impiden generar empleo y divisas”.
Por su parte, un informe del CIECTI en 2018 estimó que el potencial exportador de la acuicultura marina en Argentina podría representar entre el 12% y el 100% del PBI nacional, con impactos significativos en empleo, valor agregado y divisas.
Una provincia empobrecida y sin diversificación
Actualmente, Tierra del Fuego enfrenta una crisis socioeconómica. Con aproximadamente 90 mil personas en situación de pobreza, la provincia no logró cumplir los objetivos de su régimen de promoción industrial. Según Martín Reydó, investigador de Fundar:
“Las arcas públicas resignan USD 1070 millones al año para sostener un modelo industrial de bajo valor agregado y sin generación de divisas. La política local sigue cediendo ante el lobby empresario”.
Potencial desaprovechado
Según estimaciones, el canal Beagle podría albergar al menos 50 centros de cultivo, cada uno con concesiones valuadas en USD 1 millón. Solo la zonificación permitiría ingresos fiscales inmediatos.
Diplomáticos argentinos consultaron años atrás a expertos chilenos sobre la posibilidad de replicar sus plantas procesadoras. La respuesta fue clara: en menos de un año se podría instalar una planta en Río Grande, gracias al desarrollo tecnológico alcanzado.
Hoy, en Magallanes, tres plantas procesadoras en Puerto Natales —Australis, AquaChile y Álvarez & Álvarez— dan empleo a más de 1000 operarios cada una y suman una inversión conjunta de USD 150 millones.
El gobierno de Gabriel Boric intentó avanzar con una nueva Ley de Acuicultura en Chile, pero la presión de sindicatos y trabajadores del sector —ante la participación de ONGs ambientalistas en su redacción— frenó su avance. La iniciativa fue retirada de manera informal por el Ministerio de Economía.
En paralelo, las regiones salmonicultoras chilenas fueron las que más crecieron en el primer trimestre de 2025: Aysén (+8,5%), Magallanes (+6,1%) y Los Lagos (+3,2%), según datos del Banco Central de Chile.
En Tierra del Fuego, el legislador Agustín Coto presentó un proyecto para habilitar la salmonicultura en ciertas zonas. El gobernador Gustavo Melella estaría evaluando una modificación legal que permita retomar la actividad, aunque se descarta el canal Beagle como posible área de producción. La alternativa que se analiza es habilitar sectores al norte de la isla.
Malvinas se adelanta
Mientras en Tierra del Fuego el debate continúa, el gobierno de las Islas Malvinas analiza una propuesta de la empresa Unity Marine para instalar una producción de hasta 50 mil toneladas de salmón en el archipiélago. Un nuevo indicio de que el desarrollo del sector sigue avanzando… pero por fuera de la Argentina continental. (En base a un informe de Infobae)