

Tal como había anticipado Mar&Pesca, los gremios portuarios habían solicitado con urgencia la presencia en Puerto Deseado de la ministra de la Producción, Nadia Ricci, y de Selsa Hernández, debido a la grave situación que atraviesan los trabajadores por la falta de actividad en el puerto. Sin embargo, ninguna de las dos funcionarias se presentó en la localidad, lo que generó una creciente tensión.
Ante el reclamo de los trabajadores, que atraviesan una crisis debido a la escasez de barcos en el puerto deseadense, Vidal optó por remover a Hernández de su cargo, aunque se sabe que la funcionaria seguiría vinculada a la órbita de Pesca provincial. Por su parte, Ricci, preocupada por el reclamo y temerosa de correr la misma suerte que Hernández, acudió a los medios oficiales para asegurar que "se están llevando adelante gestiones muy positivas" y que "solo queda esperar que lleguen los barcos".
A pesar de los intentos por minimizar la situación, el reclamo de los trabajadores fue contundente. Frente al municipio, realizaron una olla popular para visibilizar las dificultades que enfrentan, especialmente por la falta de buques tangoneros. En ese marco, algunos políticos locales, como el diputado Santiago Aberastain, fueron duramente cuestionados por los manifestantes. Aberastain, al ser interpelado por los trabajadores, admitió no estar completamente informado sobre la realidad del sector pesquero, y aceptó que existen temas que desconoce.
Cerca de la media mañana, cuando ya se había confirmado que las funcionarias no asistirían, llegó al lugar el responsable de Puertos de la Provincia, Walter Uribe, quien anteriormente había trabajado como operador de grúas en el puerto de Caleta Paula. Como funcionario, Uribe se dirigió a los trabajadores y reconoció que el puerto de Puerto Deseado no está en condiciones de despegar. Además, por primera vez, admitió que la implementación de la zona secundaria aduanera fue un error y se comprometió a cerrarla. "Esto no funcionó, fue un error. Nos equivocamos y ahora lo vamos a cerrar, porque los fresqueros no vienen", declaró.
Los trabajadores no tardaron en confrontarlo, recordándole que, en su momento, aceptaron cobrar en negro parte de sus jornales para la descarga de los fresqueros, y denunciaron que los buques prometidos nunca llegaron, calificando el incumplimiento de las autoridades como una estafa.