Stefi Grant había sido ubicada en la estructura de la cartera de Pesca para acallar tensiones internas en Santa Cruz y ordenar un escenario político que venía desgastado de cara a un proceso electoral adverso. Pero lejos de pacificar, su breve paso por el cargo terminó profundizando conflictos y encendiendo una tormenta que hoy tiene a su continuidad prácticamente en caída libre.

El episodio final ocurrió tras la publicación de un estado de WhatsApp que se viralizó en cuestión de minutos y generó un rechazo unánime en el sector pesquero. El mensaje, difundido a las 8:40 de la mañana, decía:

“Otra cooperativa en Deseado… para una planta 😳

Pero adivinen de quién…??

Cooperativas que están lejos de ser una oportunidad para la gente… 😡😡

No se puede ser tan miserable en esta vida!

Pero existe una justicia divina…”

La frase “existe una justicia divina” fue interpretada dentro del sector como una burla impropia de una funcionaria pública, especialmente por la referencia indirecta a la situación de salud de un armador. La publicación fue considerada un golpe bajo que cruzó límites éticos y políticos.

Una gestión marcada por la obsesión contra las cooperativas

El estallido no fue un hecho aislado. Desde su llegada al cargo, Grant impulsó una postura abiertamente hostil contra las cooperativas pesqueras, a las que buscó suprimir aun cuando —en una perovincia en plena crisis y con comunidades como Puerto Deseado fuertemente golpeadas por la desocupación— representan para cientos de familias la única alternativa laboral disponible.

Mientras el territorio reclamaba soluciones reales y empleo, Grant eligió profundizar un enfrentamiento ideológico que terminó erosionando por completo su capacidad de gestión.

Permisos irregulares, desconocimiento técnico y desgaste político acelerado

A este conflicto se sumó el escándalo por permisos excepcionales otorgados sin respaldo productivo, una práctica incompatible con la legislación vigente.

La falta de conocimiento de Grant en materia pesquera agravó aún más la situación: concedió autorizaciones a armadores que no contaban con plantas ni contratos de procesamiento, lo que dejó a varios barcos sin destino para su captura y generó un desorden operativo inédito.

Ese error técnico expuso un manejo improvisado y debilitó aún más su posición dentro del gabinete.

El viernes, durante una reunión con concejales locales, Grant volvió a atacar a las cooperativas con dureza, pero nadie imaginaba que al día siguiente publicaría un mensaje que terminaría dinamitando cualquier resto de legitimidad.

Renuncia en puerta

Luego de la viralización de su estado, comenzaron a circular versiones que indican que Grant habría presentado su renuncia o estaría a punto de hacerlo. Aunque no existe confirmación oficial, en el sector pesquero y en la propia estructura política ya dan por sentado que su salida es cuestión de tiempo.

Su nombramiento, pensado para ordenar una interna, terminó en el peor escenario: más conflicto, más desgaste y una crisis política que ahora deberá resolver la conducción provincial.