“Me dio un poco vergüenza ajena cuando me pidió si le podía hacer una nota porque era peligroso para Deseado que se apruebe el capitulo de Pesca del DNU, peligrosa es la ignorancia, pensé, pero no le dije nada”, contó en tono divertido un colega capitalino al que preferimos no invidualizarlo.

Sin lograr su cometido en Río Gallegos donde ya habría quedado catalogado “como un charlatán con escasa preparación”, Aberastain dio una serie de declaraciones en los medios locales y afirmó en tono pomposo que si se vota el DNU tal como aparece será un tiro de gracia para la pesca. 

No es la primera vez que un funcionario deseadense le pifia feo a la hora hablar del asunto pesquero: hace un par de años la ex intendente Mónica Vila saltó a la fama por pedir que los buques poteros traigan toda la fauna acompañante al puerto y quedó como una humorada, como un dato de color de alguien que nunca se había interesado por conocer la dinámica de la flota que opera de manera selectiva sobre el calamar, pero ahora el fallido de Aberastain parece mucho más grosero porque además de una supina ignorancia demuestra el grado de desinformación que tiene no ya sobre la pesca sino sobre la actualidad del país y de la localidad.

Casta, casta...

Desde hace más de una década que Aberastain viene formando parte de la casta que tanto se critica:  primero como director de Turismo del intendente justicialista Luis Ampuero y después como delegado interventor del Somu y por último como concejal donde trascendió que se habría alzado con el terreno de un vecino para dárselo a su padre en una jugada maniobra rayana con la ética de la que también habría participado Vila.

Vivir del Estado en este caso representando a Puerto Deseado en la Legislatura provincial presupone una responsabilidad y sería deseable que respetara a los vecinos tomando con seriedad el cargo que hoy ocupa. Leer no le hace mal a nadie, en todo caso permite entender la realidad y no hablar por boca de ganso.